En cierta ocasión se presentó ante Maulana* un erudito con sus alumnos, con el propósito aparente de saludar al gran teólogo, pero también con la intención secreta de poner a prueba sus conocimientos. Estas personas creían que "en el pecho" de su maestro se encontraba toda la ciencia imaginable; y que nadie se le comparaba. Maulana ofreció un discurso sobre varias materias; y después, como tenía por costumbre cuando quería demostrar algo, les hizo un relato metafórico acerca de dos teólogos jóvenes:
Uno era un intelectual, mientras que el otro no era más que un "seguidor" del camino místico, aunque estaba versado en los conocimientos habituales en materia de religión. Los dos salieron de paseo y, durante su conversación, el místico que no atribuía demasiada importancia a las palabras, pronunció una palabra dándole un matiz que se salía un poco de lo corriente. El intelectual objetó, afirmando que él, teniendo mayores conocimientos, no podía consentir que se utilizara así el idioma. Discutieron durante largo rato y ninguno de los dos vio que llegaban a un pozo seco, en el que cayó el intelectual. Pidió entonces que su acompañante lo sacara. El religioso dijo que solo lo sacaría si renunciaba a su objeción; pero el intelectual no quiso ceder e insistía en que sus conocimientos eran superiores. El otro lo dejó allí y siguió su camino.
Maulana, tras relatar este cuento metafórico, habló con énfasis de la cuestión del orgullo y de las auto alabanzas, y dijo:
-Si uno no renuncia a esta "insistencia" en la auto alabanza , seguirá siempre en el pozo de la oscuridad ( de una oscuridad que verán los demás y él no): un ego no controlado es como el pozo oscuro del intelectual, y un sentido innecesario de la propia importancia es la consecuencia de este sentimiento.
*Maulana: maestro
martes, 1 de diciembre de 2009
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